domingo, 12 de diciembre de 2010

CRITICA: Algo de nunca terminar.

En primer lugar, no estamos hablando de un medio común, al que no solo se le perturba el actuar por decir algo inconveniente a favor o desfavor del gobierno de turno, sino que estamos hablando de un poderosísimo Grupo Editorial, que maneja el 90% de los Medios de Comunicación y no sólo de la Argentina, que pusieron y sacaron gobiernos a gusto y piachere, con el daño que ello también significa para la salud de la República y de los millones usufructuados, producto de sus maquiavélicas informaciones periodísticas y un maniqueo voraz de la realidad bien manejada. Es hora de aclarar, aunque los delincuentes de siempre salgan como de costumbre a empañar una verdad que por incuestionable, jamás acaba de arribar al puerto del entendimiento, ciertos detalles: en primer turno, no hay inocentes, ni el Gobierno Nacional ni el Grupo Clarín, tienen las manos limpias. En el mundo en que ellos se manejan, ‘todo es válido’, a favor del objetivo pretendido. Ambos, desde sus posiciones y alcances, manejan la libertad de expresión en beneficios de intereses por demás particulares y no menos espurios. La libertad, en su concepto más puro, jamás estuvo en uso ni en el respeto de quienes de una forma u otra manejaron poder, no solo poder como sinónimo de gobierno o autoridad, sino como pariente de cualquier forma de expresión de mando. La libertad, vive y se concentra en el espíritu de los necesitados y no digo de los pueblos, porque al mismo lo integran todos, malos y buenos, blancos y negros, altos y bajos, gordos y flacos, ricos y pobres, vivos y muertos, pero no todos son unánimes, guardando una unidad de pensamiento sobre el tema que fuere




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